¿SABES CÓMO OPERA LA ANOREXIA?
Las células gliales, clave para entender cómo opera la anorexia
Fuente: UNAM Global
Indagar con roedores puede arrojar luz
sobre el tema debido a que en la fauna se observan estrategias en las
que se inhibe la ingesta a fin de sobrevivir
Al hablar de células del cerebro, las neuronas son el referente
obligado. Sin embargo, las células gliales son las más abundantes y su
disfunción modifica la homeostasis de este órgano. Por ello, su estudio
es clave para entender las alteraciones ocurridas en trastornos
psiquiátricos como la anorexia nerviosa, expuso el profesor Daniel Reyes
Haro, del Instituto de Neurobiología del campus Juriquilla de la UNAM.
“Aún no dilucidamos los mecanismos específicos que originan esta
última, pero sabemos que ante una restricción calórica severa se dan
procesos de neuroinflamación promovidos por las células gliales, los
cuales impactan en el hipotálamo, además de producir déficits cognitivos
en regiones como el hipocampo y la corteza prefrontal, como sugieren
los estudios de resonancia magnética realizados en pacientes con este
trastorno de la conducta alimentaria”, acotó.
No obstante, se desconocen las alteraciones que ocurren a nivel
celular. Nuestros estudios en modelos murinos (con ratones o ratas) de
anorexia buscan contribuir en esta dirección, agregó.
Para el académico, indagar con roedores puede arrojar luz sobre el
tema debido a que en la fauna se observan estrategias en las que se
inhibe la ingesta a fin de sobrevivir, como en de los osos al hibernar o
cuando los pingüinos machos son abandonados por sus compañeras y se
quedan hasta cuatro meses sin comer, con tal de incubar un huevo; esto
se conoce como anorexia animal.
“Aquí, la privación de alimento es regulada fisiológicamente como una
estrategia adaptativa, lo cual es parte natural de su ciclo de vida. No
obstante, en el humano es una conducta alimentaria aberrante”.
Mecanismos complejos
La anorexia nerviosa suele ser descrita como un trastorno de la
conducta alimentaria que, conlleva una restricción calórica extrema, lo
que provoca una disminución acelerada del peso corporal, osteoporosis e
incluso amenorrea (falta de menstruación). La mayoría de los casos
registrados (del 90 al 95 por ciento) se presenta en mujeres púberes o
adolescentes.
“En el humano, este trastorno tiene que ver con factores psicológicos
no reproducibles en laboratorio, sin embargo, nuestra aproximación
experimental en roedores nos permite investigar sobre los mecanismos
neurobiológicos asociados a la decisión de no alimentarse, pese a tener
hambre”.
Sobre este punto, el universitario detalló que el hipotálamo regula
el apetito y es el encargado de provocar el deseo de comer al sentir el
estómago vacío, pero los individuos con anorexia optan por no probar
bocado. “Nuestra hipótesis de trabajo es que la disfunción de circuitos
sinápticos específicos en la corteza prefrontal y el hipocampo podrían
inhibir la función normal del hipotálamo, lo que reduciría el consumo de
alimento”.
Con miras a ahondar en el tema, el científico provocó un estado
parecido a la anorexia en un grupo de ratas privándolas de agua (pues un
mamífero deshidratado evitará la ingesta a fin de no perder líquido),
mientras que a otro simplemente lo privó de comestibles. La finalidad:
que ambos grupos padecieran una reducción en la ingesta, sólo que uno de
manera “voluntaria” y el otro involuntariamente.
“Además, recientemente comenzamos a experimentar con el modelo de
anorexia basada en la actividad, más próximo a la anorexia nerviosa;
puesto que el 70 por ciento de las jóvenes con este trastorno utiliza el
ejercicio como complemento para reducir su peso corporal. Algo parecido
se observa en roedores privados de alimento al tener enfrente una rueda
de hámster. Eso les produce ansiedad, misma que buscan mitigar
corriendo, y lo hacen con tal frenesí que pueden morir por inanición en
menos de una semana.
El papel de las células gliales
Las células gliales constituyen más de la mitad del cerebro humano.
Los astrocitos y la microglia forman parte de este grupo de células
nerviosas y ambos son parte fundamental en la respuesta inmune de este
órgano. Nuestros estudios recientes mostraron que estas células
incrementan su densidad y se vuelven reactivas ante una restricción
calórica, lo que aumenta la producción de citocinas, moléculas
pro-inflamatorias que alteran la función normal de los circuitos
sinápticos”.
Algunas de estas citocinas, (interleucina 6 y el factor de
crecimiento transformante), actúan en el cerebro e inhiben la ingesta de
alimento. Por todo ello, para Reyes Haro, la investigación sobre el
papel de las células gliales en la anorexia es fundamental para entender
la neurobiología de este trastorno.
A decir del científico, este tipo de estudios son necesarios para
entender la neurobiología de la anorexia, que afecta a cientos de miles
de personas alrededor del mundo. “Ello no implica que hagamos de lado
los aspectos psicológicos de esto, sólo es otra forma de abordar e
intentar comprender el problema”.
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